lunes, 22 de octubre de 2012

2002-2012: Salud para las Jubilados



por Lucero Gómez Cruz

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Hay historias que uno vive en carne propia, no me la contó Lanata ni 678.

Diciembre 2010, la Doctora le dijo a mi marido: "no te movés de acá (Hospital Italiano, CABA), hasta que aparezca un hígado"-. Con la incertidumbre en la boca y el miedo en el corazón recurrimos a PAMI (obra social que cubre la salud de mi marido, profesor de música jubilado por invalidez con el 82%).

Y la historia comienza quizá muchos años antes, en el 2005, cuando Néstor Kirchner firmó la "Ley de Trasplantes", ley que otorga el derecho a cualquier persona que ingresa a la prístina lista de espera del INCUCAI para elegir su centro de trasplante, cuando aún no imaginábamos que un día lo necesitaríamos.

Y llegamos al Hospital Italiano. El 2011 se vivió entre internaciones hospitalarias y domiciliarias (con equipos, médico, enfermeros y medicación en casa), cuidados exhaustivos y de última generación para el cuidado de mi marido, su vida -nuestra vida en Bs.As- cubierta hasta el último centavo por la obra social de los jubilados. Ocho meses después llegó el trasplante que por ese entonces -el mero hecho del operativo- rondaba los cientos miles de dólares, pagó PAMI; tres semanas en terapia intensiva, un mes en habitación privada (con cama para mí), pagó PAMI. Le siguieron internaciones y controles, el total de nuestra estancia en Baires sumó los 14 meses, pagó PAMI.

Febrero 2012 a la fecha, viajes frecuentes para control Post-TX, centro de alta complejidad, hotel y pasajes. Medicamentos que por mes rondan el equivalente a un automóvil KA 0 km, nacionales e importados: Si la receta dice BACTRIM FORTE, el bactrim está mensualmente en casa ¿y el PROGRAF? El famoso imunosupresor que tomará de por vida, mensualmente en casa, 100% paga PAMI. Y ANSES la jubilación intacta.

Mi experiencia no pasa por un diario ni un canal de TV, mi vivencia no la media ni Clarín ni Página 12. Yo sé lo que viví y lo que vivo, y esta misma vida es la que me ha enseñado a ser agradecida. Y podrán faltar muchas cosas, si, pero hace 10 años un ministro declaró que no habría prótesis para los viejos porque ya se iban a morir... ¡vaya alivio haber necesitado del Estado en estos tiempos de coyuntura social y política! Por eso no me verán cacerolear ni gritarle a Cristina entre insultos -"¡que se vaya!"-, por el contrario, por la vida futura de mi esposo y por quienes viven situaciones parecidas quiero que se quede.

Si el invento falaz del 'Gran Diario Argentino' fuese verdad, yo la votaría en el 2015 (ahora que están a punto de discutir en el Senado de la Nación el voto para los extranjeros) pero todos sabemos -y si no lo saben, aprendan- que para modificar la Constitución hace falta una mayoría especial (hasta Wikipedia lo sabe...).

Acompañé a Cristina en el inmenso dolor de haber perdido a su compañero de ideas, vida y militancia; la acompañé mientras el tiempo pasaba y muchas voces me pedían aceptar mi viudez. No, yo no olvido, yo tengo cada recuerdo clavado en la memoria, una memoria cargada de Verdad y Justicia. ¡Nunca más tener que rogar en la puerta de oscuros ministerios para ser atendido! Nunca más juicios interminables para obtener la medicación de pacientes crónicos. Ni un paso atrás en lo que hemos conseguido, y ojo que lo que se no lo aprendí en Harvard, lo aprendí en esta hermosa Argentina.

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